Ustedes están luchando por la nada más grande de la historia.
Apocalipsis Now
El dong es la moneda oficial vietnamita. Aquí nos hemos convertido en millonarias. Si cambiamos cien euros nos dan dos millones quinientos sesenta y tres mil dongs. Casi nà. Y la verdad es que cunden. La comida es muy barata, si no te empeñas en comer como si estuvieras en tu casa. La cerveza local tiene un módico precio. Ni preguntes por los vinos. Ni es tierra de caldos, ni con este tipo de comida los echarás de menos.
Desde 1975, tras el final de la guerra y la unificación del Vietnam, gobierna el Partido Comunista. Ho Chi Minh nunca pudo ver su sueño realizado pues murió en 1969 de cáncer de pulmón.
Gobiernan los comunistas elección, tras elección y desde 1990, al igual que ocurre en China, la es de mercado. De media, los trabajadores ganan al mes unos doscientos euros. Pero la realidad es que en las ciudades con eso se tiene para poco. Así que funciona el sobre y la corrupción está institucionalizada.
Qué quieres que el maestro enseñe a tu hijo, dale un sobre. Que el médico te atienda mejor, otro sobrecito. Que la policía te para y te va a multar, un sobre y asunto solucionado.
Saigón es la ciudad de los contrastes. Junto a los más modernos rascacielos, viviendas de apenas tres metros cuadrados cuyos habitantes se pasan el día en la calle y solo se recogen en ellas para dormir.
Delante de modernos restaurantes, vendedores ambulantes de caracoles cocidos (por cierto, buenísimos); de sopas, de frutas. Una madre vendedora con sus niños, una anciana desdentada que prepara crêpes enfrente de la sede central del Viêtbank.
El palacio de la Reunificación, antes llamado de la Independencia, fue el hogar y lugar de trabajo del presidente de Vietnam del Sur durante la guerra y después donde se hizo entrega del poder durante la caída de Saigón el 30 de abril de 1975.
Pero ese mismo mes. El día 8, un agente secreto del PCV, que operaba en las fuerzas aéreas, el lugarteniente y piloto Nguyên Thành Trung aprovechó una misión hacia Phan Thiêt, rompió la vigilancia de la torre de control de Bien Hòa con su aparato FSE y llevando a bordo cuatro bombas dejó caer dos sobre el palacio, antes de aterrizar en una pista improvisada preparada en una zona controlada por las fuerzas de liberación. Esto fue la gota que colmó el vaso.
El presidente de EEUU dio la orden de evacuar a los últimos americanos en Saigón.
Saigón, la ciudad de los dos nombres y también de las dos caras. Una megalópolis de trece millones de personas que se debate entre la tradición y la globalización.
Saben qué? Seguimos viajando. Nos vamos a otro país.